Después de la prolongada pausa en las actividades presenciales por restricciones sanitarias, una gran parte de los centros educativos se preparan para recibir a sus estudiantes para reintegrarse con una nueva normalidad a sus planes de estudio, ¿Quiénes ya se sienten listos para retomar esta aventura?
Regresar a las aulas parecía ya necesario, pero hay que tomar en cuenta que tanto a los más pequeños como los que ya cursan grados superiores esto de retornar a los espacios de aprendizaje puede ser un choque anímico considerable, no solo por el hecho de que ahora las clases ya no serán desde los espacios de comodidad del hogar, sino por todo lo que implica ser parte de una gran comunidad estudiantil y además cumplir con todos los nuevos requerimientos en tiempo y forma.
Cuando la excelencia y el buen desempeño están presentes en los anhelos estudiantiles, es casi normal que se experimente cierta acumulación de temores que se puede conocer mayormente como estrés académico.
Para la Organización Mundial de la Salud, el estrés académico se puede describir como: «reacción de activación fisiológica, emocional, conductual y cognitiva ante estímulos y eventos académicos». Esto quiere decir que muchas personas pueden experimentar síntomas distintos, pero lo que tienen en común es que igualmente no pueden disfrutar de sus ambientes educativos, sino todo lo contrario, la experiencia educativa se vuelve una pesadilla.
Entonces, ¿Qué es lo que se debe hacer para evitar o terminar de una vez con el estrés académico?
Principalmente, lo más recomendable es trabajar en nosotros mismos y en nuestra mente. Falta ver cómo la experiencia educativa es un paseo y que estamos en él para aprender y desarrollarnos. Cada evento tiene su tiempo y adelantarnos a ellos no es lo prudente.
La organización es clave. Planifica cada actividad pendiente y dale un tiempo considerable. Que no sea corto y tampoco tan extenso, lo suficiente para que sea hecha con detalle. En la planificación es necesario dejar espacio para actividades lúdicas porque claro, la parte académica es lo central, pero nunca hay que dejar de lado lo que nos gusta y apasiona. Si eres un buen organizador verás como siempre hay espacio para relajarse.
Si lo que te parece más difícil es la concentración puedes ayudar de algunas aplicaciones de estudio que con actividades interactivas te ayude a cumplir objetivos y a mantenerte alejado del uso del teléfono o demás circunstancias que te impiden terminar las obligaciones a tiempo.
Por otra parte, buenos hábitos alimenticios acompañados con horas ideales de sueño es la combinación perfecta para mantener tu mente despejada y lista para absorber el aprendizaje diario. Y por supuesto que, una buena apariencia durante las horas de clase tiene un gran impacto en la percepción personal.
Mantente siempre con los zapatos bien brillantes, con al menos 8 horas de descanso, buena dieta, organización y planificación oportuna y verás cómo día con día avanzarás en las obligaciones académicas sin complicaciones.